El 85% de los docentes universitarios vive en la pobreza

Un reciente informe realizado por las Universidades Nacionales de Río Negro y San Martín revela la preocupante situación económica que enfrentan los docentes universitarios en Argentina. Según el estudio, la falta de actualización de los haberes ha empujado al 85% de los docentes universitarios por debajo de la línea de pobreza. La situación es igualmente grave para el personal no docente, de los cuales el 60% se encuentra en las mismas condiciones económicas.

El informe detalla que los docentes universitarios sin antigüedad son los más afectados: el 92% de ellos percibe sueldos que no superan la línea de pobreza. Incluso aquellos con 10 años de antigüedad, solo un 13% logra superar este umbral económico. En cuanto al personal no docente sin antigüedad, casi el 80% también percibe ingresos por debajo de la línea de pobreza. Aquellos con al menos una década de servicio tampoco están mucho mejor, ya que el 63% aún no alcanza la línea de pobreza.

El deterioro del poder adquisitivo de los salarios es alarmante. Entre diciembre de 2023 y julio de 2024, los sueldos de los trabajadores universitarios perdieron un 33,3% de su poder de compra debido a una inflación del 134,5%, mientras que la recomposición salarial apenas alcanzó el 56,9%. Esta situación ha llevado a constantes medidas de fuerza por parte de los trabajadores, quienes buscan abrir un canal de diálogo con el Gobierno Nacional, sin que hasta el momento se haya alcanzado una solución.

En comparación con otros países de Latinoamérica, los docentes universitarios argentinos perciben sueldos significativamente menores. En promedio, un docente universitario en la región cobra alrededor de 1,100 dólares, mientras que en Brasil, el salario promedio de un docente universitario supera los 4,200 dólares. Esta disparidad subraya las dificultades económicas que enfrentan los profesionales de la educación superior en Argentina.

La crisis salarial no solo afecta a los trabajadores universitarios en términos de ingresos, sino que también refleja la falta de respuesta y compromiso del Estado ante una situación que, con el paso del tiempo, se torna cada vez más insostenible. La brecha entre las expectativas de los trabajadores y las acciones del gobierno sigue siendo un desafío por resolver.