Las crisis internas de La Libertad Avanza y del PRO reducen las alternativas del Ejecutivo. Todas las miradas están puestas sobre quién pagará el costo político de negarle una recomposición a los jubilados.
Javier Milei confirmó que vetará la reforma jubilatoria aprobada por el Congreso y la oposición se prepara para juntar dos tercios de los votos en cada Cámara para rechazarlo en el recinto y obligar al oficialismo a avanzar con su reglamentación. Para evitarlo, las opciones del Presidente se reducen a una sola opción: negociar.
Las crisis internas que estallaron en La Libertad Avanza y en el PRO -su socio político-, dejaron al Presidente con tres derrotas parlamentarias consecutivas y poco margen de maniobra.
Aunque el Presidente está convencido que cada vez que pierde una batalla en el Congreso, su figura política se fortalece, tampoco está dispuesto a poner en riesgo el equilibrio fiscal.
Descartada de plano la posibilidad de ceder en el déficit cero, todo se circunscribe a lo que puedan conseguir sus mejores negociadores -liderados por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos- con los gobernadores dialoguistas y con los diputados y senadores del PRO y de fuerzas provinciales que votaron a favor de la reforma.